La receta de María Lo contra el calor: Helado de mango y plátano ¡sin heladera!
- María Lo comparte en Podría ser peor su truco para combatir el calor: un helado casero de plátano y mango
- Y, para disfrutarlo al máximo, también nos deja unos cuantos consejos para su buena conservación


Con los termómetros marcando hasta 40 grados a la sombra en gran parte del país, refrescarse se vuelve indispensable. En un verano que amenaza con derretirnos las ideas, los chapuzones y ventiladores no siempre son suficientes. Por suerte, hay alternativas sencillas, asequibles y deliciosas para combatir el bochorno: los helados.
Pero no cualquier helado. Hablamos de esos cremosos y llenos de sabor, con el poder de refrescar —y alegrar— cuerpo y ánimo. Y con el plus de ser caseros, fáciles de preparar y saludables. "Mi receta no tiene azúcar y no requiere heladera, es maravillosa y la podemos hacer en casa", asegura la chef María Lo en Podría ser peor.
Porque para disfrutar de su helado, no hace falta ni el título de emperador, como sucedía hace 2000 años en China, ni un ejército de relevistas que bajen nieve de los Apeninos, como hacía Nerón en la Roma del siglo I d.C. Tampoco una máquina sofisticada ni un máster en química de alimentos. Basta con un mango y un plátano maduros, un congelador doméstico y un par de trucos bien aprendidos.
¿Cómo distinguir un buen helado de uno mediocre? ¿Qué hay que hacer para conservarlo y evitar que se convierta en un bloque de hielo cristalizado? La ganadora de Masterchef 10 tiene todas las respuestas.
Si quieres saber si un helado es de calidad, no te fíes solo de lo que veas. Las apariencias engañan. Que una vitrina luzca colores chillones y brillantes es una trampa. "Si el helado es muy espumoso, es un signo de que lleva demasiado aire. El helado artesanal es más denso", apunta la chef.
"Un buen helado es suave, cremoso y tiene un aspecto mate", apunta Lo. "Si brilla demasiado, míralo de más de cerca", advierte. "Normalmente brilla por exceso de grasa o por haber sido recongelado". Los cristalitos que aparecen te lo confirmaran. Ni son un buen topping ni te refrescarán más. Como tampoco tendrán más sabor aquellas variedades con colores casi, casi "radioactivos".
"El color tiene que ser natural. Los helados artesanos no tienen que tener colores fluorescentes. El pistacho no es de un verde exagerado", señala la chef gaditana que recuerda también la importancia de fijarse en cómo se derrite el helado. Sí, aunque suene contradictorio. "Si se funde homogéneamente es buena señal; si se empieza a separar en capas rara o queda pastoso significa que lleva muchísimos estabilizantes".
Por eso, en el caso de comprar helados de supermercado, la gaditana recomienda leerse la letra pequeña. "Si en lista la de ingredientes aparecen 250.000 ingredientes, mal. Los helados tienen lo que tienen que tener". Y en las heladerías lo aconsejado es comparar precios: "Un helado realmente artesano no te va a costar tres bolas un euro", dice.
Lo mismo ocurre con el sabor. Si por la vista aún tienes dudas sobre su calidad y te dan a probar, prueba. Ahí ya no existe margen para el error. "Si un helado de limón sabe a colonia, malo. El buen helado siempre sabe a lo que a lo que te están diciendo que te están vendiendo".
Y un último detalle: la temperatura a la que lo sirven. "En las heladerías italianas buenas, te lo ponen menos frío para que no pierda sabor", comenta María Lo.
Ingredientes | Preparación |
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Pero, la buena noticia es que disfrutar de un helado con todas sus propiedades y matices no es algo exclusivo de los negocios especializados. Sabiendo conservarlos bien, se pueden mantener perfectos en casa. Como el primer día.
"Lo ideal es tener el helado siempre una temperatura constante y adecuada. Sería a -18 grados, pero como no vamos a estar calculando a cuánto está nuestro congelador, lo más importante es evitar sacarlo y dejarlo un tiempo fuera, porque se nos olvida volverlo a meterlo", cuenta María Lo.
Para ella, el procedimiento es simple. Y rápido: "hay que sacarlo unos minutitos antes de comerlo —tres, cuatro minutos— para que se atempere, servirlo y volver a guardarlo inmediatamente".
Eso sí, siempre en un "recipiente cerrado, hermético, cubierto con film transparente a piel para evitar que se creen cristales en la superficie" y situado en el fondo del congelador. "La peor zona es la puerta, porque en ella va a haber una temperatura un poquito más alta. Así que, el helado al fondo del congelador".