Recycled J: "El arte tiene que remover y llegar al alma, no solo llenar estadios"
- Reycled J repasa sus mejores momentos musicales en el especial de Podría ser peor desde la Universidad de Nebrija
- Además, presenta su cuarto trabajo, San Jorge, un doble álbum con 30 temas y 17 colaboraciones


Treinta canciones como lanzas, una mezcla de géneros musicales –rap, trap, pop y electrónica– como escudos, y diecisiete compañeros como fieles escuderos. Desde Natos y War hasta Abhir, Cruz Cafuné, Abraham Mateo, Julieta, Israel B, o sus antiguos compañeros de fatigas, La Trupe Chingona. En San Jorge, su cuarto trabajo, Recycled J (Jorge Escorial) empuña el micrófono para librar su particular batalla.
Y aunque no haya ni dragones ni ejércitos medievales, la épica está ahí. Siempre ha estado. Porque lo nuevo del de Carabanchel no es ni un álbum al uso ni solamente música. Es una lucha entre el arte y la vida, y entre la vida y la herida. Entre lo que fue, lo que es y lo que será. Una autobiografía sonora de un viaje que va del barrio al escenario, del duelo al renacimiento, de Jorge a Recycled J y de Recycled J a Jorge.
"Ya que hacía una mirada a mis orígenes, me quería rodear de mucha gente de la escena, pero que fuera de corazón", explica desde la Facultad de Comunicación y Artes de la Universidad de Nebrija, en Madrid en el especial de Podría ser peor. "Además, quería hacerlo en un momento más asentado en mi carrera, como fue el periodo entre el año pasado y ahora", añade.
No es para menos. Necesitaba tiempo. Tenía mucho que cantar, pero sobre todo, muchísimo que contar. Y en ello las palabras no siempre hablan lo suficiente. A veces, no bastan. Se quedan cortas. Bien lo sabe el de Carabanchel. Para él, el universo visual es tan importante como su sonido. "La moda es otra manera de comunicar y representar las emociones", reafirma mientras varios estudiantes le muestran unas camisetas customizadas personalmente y uno retratos pintados en su honor, casi sobre la marcha.
"El estilo está en constante cambio y autodefinirse siempre es difícil", reconoce. "Ana, mi pareja me ayudó a encontrarme y ver qué tipo de cosas me identificaban", confiesa. Cada momento, tiene su outfit. Cada intención, su armario propio.
Así, si en City Pop lucía traje y gabardina, en "Superpoderes" tiraba de las ropas de la movida madrileña, y en Casanova deconstruía el amor romántico a golpe de cuero y brillo, en San Jorge se presenta más oscuro, más agresivo. Armado. Literalmente. Caballo, coraza, espada. Porque ahora la batalla es a vida o muerte. Es contra uno mismo.
"Cuando saque el siguiente trabajo diré que en San Jorge iba desnudo y con una armadura", bromea. Parece contradictorio. Incluso suena desencaminado, pero no. "Creo que habla por sí solo", reconoce. Y así es. Porque en este álbum no hay filtros. Ni máscaras. Jorge se muestra sin miedo a exponerse, aunque con el terror de olvidar. Y de olvidarse.
Un disco por y para su padre
Sin embargo, el amor y la muerte le mantienen con los pies en el suelo y con el corazón latiendo con y para los suyos. Amistad, familia, identidad y una pérdida, la de su padre que, asegura, "lo atraviesa todo", son los ejes del disco.
El audio del final de "Storytell’em", sin ir más lejos, lo recuerda. Rompe a cualquiera. "Si hago una canción hablando de mi historia, ¿cómo no va a estar mi padre, si es justo la única persona que no la va a poder escuchar? Ahora que lo veo a toro pasado creo que estoy totalmente loco", admite. "Pero mientras lo hacía, para mí era un desahogo y un disfrute. Es un orgullo tener inmortalizados a mis familiares. Esto queda ahí, cuando yo no esté mi trabajo seguirá en el Spotify del 2070".
Como también quedará la certeza de que todo pasa, y de que incluso los caballeros se bajan de sus caballos. Y está bien. Descansar es necesario y sano. "Me voy a volver a reinventar. La música está en mí. La llevo por dentro desde que era un niño y la llevaré hasta que me muera. Pero de ahí a estar en activo haciendo 50 conciertos al año y sacando un trabajo al año… ha dejado de ocurrir", apunta.
No es una retirada, es una transformación. La calma tras la guerra. "Quedan festivales este año y volveré a subirme a los escenarios y a componer, pero ahora me apetece disfrutar un poco", señala. "Todo esfuerzo tiene su recompensa".
Aunque haya críticas. Aunque no llueva a gusto de todos y a veces duela. "Me han metido mucha caña, pero lo llevo bien. Todo lo que suscite reacciones, aunque sean críticas, es positivo", cuenta. Un ejemplo claro, dice, es Rosalía: "Cuando sacó Saoko, los defensores del flamenco se le echaron encima. Luego hace Motomami y cambia la música mundial. Y aun así le siguen cayendo palos. Pero gracias a gente como ella, la música avanza".
"El arte tiene que remover. Se trata de llegar al alma y no solamente de llenar estadios. En toda disciplina artística hay algo de volcar tu alma". Y eso es San Jorge: la historia de un chaval de Carabanchel que se hizo caballero, a fuerza de perder, de amar, de cambiar. Jorge es Recycled J y Recycled J es Jorge.